por Ana Alejandre
Manuel Vázquez Montalbán |
Manuel Vázquez Montalban, ensayista, poeta, periodista y novelista, nació en Barcelona en 1939.
Licenciado en Filosofía y Letras y Periodismo, escribió una prolífica obra literaria que comprende poesía, ensayo, novelas y artículos periodísticos.
Una faceta suya, desconocida para el gran público, fue la de poeta que inició en los años sesenta y fue catalogado como uno de los nueve "novisimos" en la antología de Josep María Castellet Nueve novísimos poetas españoles (1970). Escribía poesía y, además, ensayos y artículos periodísticos en los que siempre predominaba la crítica social y política, junto a elementos de la cultura popular como son el cine, la copla, el cómic y la publicidad, entre otros.
Activista político en sus años juveniles en contra del régimen de Franco, militó primero en el Frente de Liberación Popular -agrupación que formaban muchas y distintas militancias y también en movimientos independentistas-, y posteriormente se afilió al Partido Socialista Unificado de Cataluña (de ideario comunista), por lo que sometido a un consejo de guerra y condenado, en 1962, a tres años de prisión.
No pudo encontrar la regulación de su estatus profesional hasta que empezó a colaborar en el equipo editorial de la publicación más señaladamente en la oposición "tolerada" por el régimen franquista, como fue la revista "Triunfo" hasta su desaparición. En esta publicación Vázquez Montalbán se hizo acreedor de una fama de articulista mordaz e incisivo y de cuyo período han sido publicados varios libros que contienen sus artículos y ensayos como Crónica sentimental de España o también Manifiesto subnormal. Además de la colaboración con dicha publicación, también lo hizo con el periódico El País y la revista Interviú, La Vanguardia y Hermano Lobo hasta su muerte.
Entre sus obras se encuentran los títulos: Una educación sentimental (1967), Movimientos sin éxito (1969), Coplas a la muerte de mi tía Daniela (1973), A la sombra de las muchachas sin flor (1973), Praga (1982), Pero el viajero que huye (1990), Ciudad (1997) y Ars amandi (2001); así como las recopilaciones Memoria y deseo. Poesía (1963-1983)(1986) y Memoria y deseo. Poesía (1967-1990) (1996).
Si embargo, su fama le vino de su actividad como novelista y creador del famoso detective Carvalho. Sus novelas son numerosas y entre ellas figuran los siguientes títulos:Recordando a Dardé y otros relatos (1969), El pianista (1985), Los alegres muchachos de Atzavara (1987) y Cuarteto (1988). Es menester resaltar el ciclo de novelas policíacas que protagoniza el detective Pepe Carvalho, al que antes se aludía, entre las que se encuentran: Yo maté a Kennedy (1972), Tatuaje (1974), La soledad del manager (1977),Los mares del Sur (1979), Asesinato en el Comité Central (1981), Los pájaros de Bangkok(1983), La rosa de Alejandría (1984), El balneario (1986), El delantero centro fue asesinado al atardecer (1988), El laberinto griego (1991), Quinteto de Buenos Aires(1997) y El hombre de mi vida (2000). Por último y de forma póstuma, apareció Milenio Carvalho, formada por dos partes, Milenio Carvalho I. Rumbo a Kabul y Milenio Carvalho II. En las antípodas, ambas publicadas en 2004.
Entre sus últimos libros están las obras entre el ensayo y el reportaje: Panfleto desde el planeta de los simios (1995), Pasionaria y los siete enanitos (1995), Un polaco en la corte del rey Juan Carlos (1996), Y Dios entró en La Habana (1998) y Marcos: el señor de los espejos (1999); y las novelas El señor de los bonsáis (1999) y Erec y Enide (2002).
Otros títulos de distinta significación como Crónica sentimental de España (1971) o Mis almuerzos con gente inquietante (Planeta, 1984), completan el panorama literario de autor prolífico y polifacético como Vázquez Montalbán.
Su obra ha sido traducida a los principales idiomas. Sus narraciones se han publicado reunidas en Pigmalión y otros relatos (Seix Barral, 1987), y varios de sus ensayos en el título Escritos subnormales (Seix Barral, 1989).
Además de las obras antes citadas, escribió el guión de su novela El laberinto griego de la película, dirigida en 1992, por Rafael Alcázar. También, es autor de una antología de la canción popular española que alcanza hasta el año 1975.
Entre los muchos premios y distinciones que recibió a lo largo de su actividad literaria se pueden citar al Premio Planeta y el internacional de Literatura Policiaca en Francia por Los mares del sur (1979), el Premio Nacional de Literatura en 1991 por la novela Galíndez(1990); y el Premio de la Crítica por El estrangulador (1994).
Vázquez Montalbán falleció en Bangkok el 18 de octubre de 2003.
Comentarios sobre su obra:
En relación a su obra poética, el poemario Una educación sentimental (1967) se puede considerar una obra especialmente renovadora de la poesía española de esos años, al igual que Praga (1982), ambas están contenidas integramente en el volumen Memoria y deseo.
En cuanto a su actividad narrativa ésta se enmarca dentro de un amplio abanico de recursos literarios, dentro de la experimentación, lo que le llevó a crear innumerables textos inclasificables en su estilo, adaptando así a la novela las innovaciones que ya había realizado en el campo de la poesía.
En otros de sus títulos El pianista (1985), novela que está fuera del ciclo que dedica al personaje de Pepe Carvalho, ese inefable detective, ha reflexionado sobre el papel del artista en la sociedad actual. Así como en Galíndez, obra galardonada con el Premio Nacional de Narrativa y el Premio Literario Europeo, narra con amarga lucidez un determinado y trágico episodio de la lucha contra los abusos del poder y el crimen de Estado, haciendo una profunda reflexión sobre la integridad moral y las cuestiones éticas.
Vázquez Montalbán es un escritor ante todo crítico con la sociedad que le tocó vivir, pero a pesar de su talante combativo, especialmente en los primeros años de su juventud y en la obra correspondiente a ese período, es un innovador tanto en la poesía como en sus obras de narrativa, queriendo desgajarse así de la tradición literaria y buscando otros medios de expresión más acordes con la época convulsa en la que vivió y vivimos, en un rupturismo no sólo fomal, sino también conceptual. Para él la literatura no sólo engloba temas puramente literarios, sino también metaliterarios, para ofrecer un caleidoscopio en el que pueda quedar retratada la sociedad en la que le tocó vivir y reflejarla en todos sus matices: políticos, sociales, artísticos y literarios, haciéndose preguntas sobre el papel del intelectual, del artista como hacedor de opinión, como vehículo de expresión de lo que el hombre de su tiempo, el nuestro, siente, vive y piensa, sea o no políticamente correcto, y las preguntas que se hace sobre los grandes problemas del ser humano y sus posibles soluciones que sólo pueden venir desde la honestidad y la integridad moral que sea el norte de una sociedad ahora y entonces en bancarrota.