Buscar este blog

Traductor

Mostrando entradas con la etiqueta Ana Alejandre. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Ana Alejandre. Mostrar todas las entradas

20 diciembre 2017

Bibliografía de Fernando Aramburu

Novela:                                                                                                        
Fernando Aramburu

Fuegos con limón, 1996
Los ojos vacíos, 2000
El trompetista del Utopía, 2003
Bami sin sombra, 2005
Viaje con Clara por Alemania, 2010
Años lentos, 2012
La gran Marivián, 2013
Ávidas pretensión, 2014
Patria, 2016

Relato:

No ser no duele, 1997
El artista y su cadáver, textos breves de contenido diverso, bromas surrealistas y microrrelatos; 2002
Los peces de la amargura, 2006
El vigilante del fiordo, 2011

Narrativa infantil:

El ladrón de ladrillos, 1998
Mariluz y los niños voladores, 2003
Vida de un piojo llamado Matías, 2004
Mariluz y sus extrañas aventuras, 2013

Poesía:

El librillo, 1981
Ave Sombra/Itzal Hegazti, 1981
Bruma y conciencia/Lambroa eta kontzientzia (1977-1990), 1993
El librillo, poemas para niños; 1995
Yo quisiera llover, 2010


PREMIOS

Premio Ramón Gómez de la Serna 1997
Premio Euskadi 2001
Premio Mario Vargas Llosa NH 2007 por Los peces de la amargura
Premio Dulce Chacón 2007 por Los peces de la amargura
Premio Real Academia Española 2008 por Los peces de la amargura
Premio Tusquets de Novela 2011 por Años lentos
Premio de los libreros de Madrid 2012 por Años lentos
Premio Biblioteca Breve 2014 por Ávidas pretensiones.
 Premio Ramón Rubial 2016 por Patria
Premio Francisco Umbral al Libro del Año al libro del año 2017 por Patria
Premio de la Crítica 2017 por Patria
Premio del Club Internacional de la Prensa 2017 por Patria


ENLACES



Artículos de Fernando Aramburu

¿Por qué matamos?
(El País, 24 feb 1998)
Fernando Aramburu

Hay personas que arreglan cañerías, venden fármacos o conducen locomotoras. Nosotros también hacemos lo que sabemos, lo que nos han enseñado. Nosotros matamos. Desde niños nos han alentado a ello las rencorosas soflamas paternas y maternas en torno a la mesa familiar, la ponzoña patrioteril que inocula el maestro en el alma maleable de los alumnos, la cuadrilla de amigos del barrio en la que por vía mimética se aprende temprano a embotar el sentido de la culpa y, cómo no, la taberna, que es la universidad por excelencia de los iletrados.Hay poca cultura dentro de nuestros pasamontañas. Por eso matamos. Matamos por la atracción que ejerce en nuestros cerebros atestados de propaganda el prestigio varonil de la fuerza bruta. A nosotros se nos hace muy cuesta arriba progresar por los vericuetos del razonamiento. La realidad social está cuajada de matices, de sutilezas democráticas, de pros y contras: cuánta complicación. Nosotros preferimos simplificar la realidad allanándola a puro bombazo. La muerte es nuestro lenguaje. La muerte es lo único que podemos decir. El porvenir que anhelamos es el producto resultante de un alto número de muertos. Se hace camino al matar.

Matamos antes de nada para ganar enemigos, por cuanto la existencia del enemigo justifica el matar. Nosotros acertamos caiga quien caiga. "Algo habrá hecho para que lo maten", se oye a menudo murmurar en las esquinas de Euskadi. La culpa es siempre de la víctima y de quienes vierten lágrimas por ella. Nosotros aspiramos a la paz, a una paz duradera y justa, que consiste principalmente en que nosotros dejemos de matar. Si no fuera porque aspiramos a la paz, no habríamos matado a ochocientas y pico personas, niños inclusive. ¡Con lo sencillo que sería alcanzar un acuerdo! Hágase nuestra voluntad, frágüese una frontera al viejo estilo, que aísle Euskalherría del resto de Europa, y entonces.... entonces sólo mataremos en nuestros pueblos y vecindades.

Nosotros matamos para que al día siguiente lo cuenten con detalles los medios de comunicación, de suerte que los comentaristas de actualidad nos aclaren a nosotros mismos por qué matamos, cuál es el sentido de nuestra acción y, muchas veces, a quién hemos matado. Matamos de costumbre con pretextos acompañados por el adjetivo vasco, en la inteligencia de que todo lo vasco inspire resquemor, antipatía, repugnancia. Pretendemos que la ciudadanía española y francesa, confundida por la rabia, aborrezca no menos a los vascos pacíficos que al puñado violento. Nuestras balas no atraviesan nucas para que después las multitudes griten "ETA no, vascos sí"; pero en el fondo qué más da si, total, nosotros vamos a matar se diga lo que se diga y pase lo que pase. Pues cuando, al filo de las primeras canas, comprendemos el sinsentido de matar, aparece un nuevo bruto, joven, voluntarioso y con ansias de reunir méritos de guerra, que toma el arma y reanuda la matanza.

Matamos, algunos, con la vista puesta en lograr reconocimiento de vasquidad. Por la puerta de la militancia seperatista aspira a asimilarse el descendiente del inmigrado. Matar con esa excusa da derecho al pasaporte vasco en la nación deseada. Matar para ser vasco. No faltan en nuestras listas de solícitos apretadores de gatillos patronímicos como Álvarez, González Peñalva, López Riaños, Manzanos, Parot, etcétera. ¿Qué diría Sabino Arana si supiera que individuos de dudosa pureza sanguínea y de preocupante Rh, enarbolan su bandera, se apropian de su entelequia patriótica y luchan por la liberación de Euskalherría liquidando a gente llamada Olaciregi, Iruretagoyena o Múgica? No queda más remedio que redefinir el concepto de raza vasca. Vasco auténtico: dícese, hoy por hoy, de cualquier habitante del planeta que postula la independencia de Euskadi. El resto de la humanidad está en la lista negra.

Y es que en realidad nos vence el miedo a dejar de matar. Lo uno por no estar en una celda a solas con el recuerdo de lo que hicimos, a merced de los remordimientos y de la certeza incontestable de la inutilidad de nuestro furor.

Lo otro, porque ¿quién tiene redaños para ser el Maroto que ponga fin con un nuevo abrazo de Vergara, de Argel o de donde sea, a esta guerra unilateral cuyo único lance bélico consiste en que nosotros vamos por ahí a escondidas y matamos? Dejar de matar nos irrogaría el repudio de los compañeros de locura. Caminaríamos por el pueblo y oiríamos mascullar a nuestra espalda: ése es el traidor que ordenó la tregua indefinida. Supondría, además, admitir públicamente que toda la sangre derramada, la propia y la ajena, ha sido en vano. Mejor, por consiguiente, seguir matando, aunque sea en vano, hasta tanto llegue la derrota que en nuestro fuero interno apetecernos; la que nos sacaría del laberinto que nosotros mismos hemos maquinado y del que no sabemos salir solos; la que transmitiría a las generaciones venideras de adolescentes vascos, imbuidos del fanatismo nacionalista, el convencimiento de que todavía existe una cuenta histórica pendiente.

Por nuestra cuenta no pararemos nunca de matar, como no sea que, desatada la disidencia en nuestras filas, nos matemos a tiros entre nosotros. Ya falta menos, no se preocupen. Y, si no, al tiempo.


Tocado por la genialidad
Fernando Uramburu
(El País 17 may 2017)

La primera vez que oí mencionar el nombre de Félix Francisco Casanova fue en una carta del poeta Francisco Javier Irazoki. Se acababa la década de los setenta del siglo pasado. Por entonces seguía siendo común el intercambio epistolar. Me bastaron unas pocas muestras de la poesía de aquel chaval canario, muerto pocos años antes por causa de un escape de gas mientras tomaba un baño en su domicilio de Santa Cruz de Tenerife, para percatarme de su enorme calibre literario.

Aquellos pocos poemas que conocí por mediación de Irazoki tenían los ingredientes justos para que a uno, al leerlos, le produjesen con gran intensidad la experiencia poética. No me cupo la menor duda de que quien los había compuesto estaba dotado de una gracia particular. No es sólo que los textos estuvieran bien escritos. De hecho, la literatura de Casanova huele a todo menos a escritorio. Era otra cosa que nadie, ni el erudito más dilecto, ha sabido definir hasta la fecha, aunque somos muchos los que nos llenamos la boca con su nombre.

Aquellos poemas tenían un misterio, una musicalidad no nacida de las convenciones métricas y una fuerza expresiva que los hacía de todo punto seductores. Eran, desde luego, distintos de cuanto escribían los jóvenes de mi tiempo; en muchos casos, dignos epígonos del estilo literario de sus mayores. No, aquellos poemas en los cuales lo lúdico y lo luctuoso se mezclaban con afortunada y a la vez inexplicable armonía estaban tocados de la genialidad. Los largos años transcurridos desde entonces no me han apeado de mi impresión primera.

Aquellos poemas tenían un misterio, una musicalidad no nacida de las convenciones métricas y una fuerza expresiva que los hacía de todo punto seductores
Otro poeta, Jorge G. Aranguren, me proporcionó las señas postales de Félix Casanova de Ayala, padre de Félix Francisco. Ya entonces el hombre, que, aquejado de melancolía, había renunciado a prolongar su propia obra, cultivaba con entrañable denuedo la memoria del hijo fallecido. Le escribí. Me topé con lo que había, una humanidad profundamente dolida, primero por la pérdida de la esposa, después por la del hijo superdotado y compañero de páginas. Juntos habían llenado de poemas Cuello de botella, cuya publicación Félix Francisco no pudo ver. Su padre me procuró los libros de este. Él mismo me los había dedicado en nombre del hijo para siempre ausente. El cartero me entregó aquellas joyas enviadas a San Sebastián desde Canarias: una maleta llena de hojas, la referida Cuello de botella y un diamante en forma de novela, El don de Vorace, que Félix Francisco había escrito a los 17 años en poco más de 40 días.
La publicación de las Obras completas de Casanova, editadas con esmero por la editorial Demipage, supervisadas por el ojo infalible de Irazoki, se me figura un acontecimiento cultural de primera magnitud. A veces dan ganas de que existan el cielo, el más allá, no sé, una atalaya para difuntos desde la cual Félix Casanova de Ayala pudiera disfrutar del resultado de sus desvelos. A su lado, Félix Francisco seguro que se lo tomaría a risa mientras indaga qué tipo de música escuchan los jóvenes actuales.






29 enero 2013

JOSÉ LIÍS SAMPEDRO

José Luís Sampedro, escritor y economista
por Ana Alejandre


Este escritor y economista, nació en Barcelona en 1917, pero con raíces familiares multiculturales, ya que su padre nació en La Habana, su madre en Argelia, y sus abuelos nacieron uno de ellos en Manila y otra de sus abuela en Lugano, Suiza italiana. 

Todos estos influjos fueron determinantes en su formación y también el hecho de haber vivido en Tánger desde que tenía cinco años de edad hasta la adolescencia, ciudad en la que nacieron dos de sus hermanos.
Al comenzar la guerra civil española, en 1936, fue movilizado y alistado en filas del ejército republicano, pero después pasó al bando nacional. En esta época comenzó a escribir poemas.
Finalizada la guerra, empezó a trabajar como funcionario de aduanas, en 1940, en Melilla, aunque solicitó más tarde el traslado a Madrid. Fue al acabar la guerra cuando escribió su primera novela La estatua de Adolfo Espejoque, no obstante, no fue publicada hasta 1994.
Contrajo matrimonio, en 1946, con Isabel Pellicer, de cuya unión nació, en 1947, su hija Isabel.
Su labor literaria se compaginaba con sus deberes profesionales dentro del mundo de la economía, por lo que en 1951 fue nombrado asesor del Ministro de Comercio. En ese mismo año publicó su novela congreso en Estocolmo, y años más tarde publicó sus primeras obras de economía Principios prácticos de localización industrial, 1957, y
Realidad económica y análisis estructural,1959.
Fue nombrado Catedrático de Estructura Económica, en1955, en la Universidad Complutense de Madrid, puesto que ocupó hasta 1969. Publica su novela El río que nos lleva, en 1951. Por haber sido expulsados de la Universidad los profesores Aranguren y tierno Galván, creó junto a ellos el Centro de Estudios e Investigaciones (CEISA), que fue clausurado por orden del Gobierno tres años más tarde. En esos años, además de su dedicación docente, trabajaba como economista en el Banco Exterior. En 1967, publica su nueva obra de economía Las fuerzas económicas de nuestro tiempo.
El caballo desnudo, su siguiente novela fue publicada en 1970 y principios de esa década aceptó el puesto de profesor visitante en las Universidades inglesas de Salford y Liverpool, pero regresó a España para desempeñar de nuevo el puesto de asesor económico de la Dirección General de Aduanas y fue también profesor 
_____________________


Bibliografía:

José Luis Sampedro : la escritura necesaria / Gloria Palacios 

Publicación: Madrid : Siruela, [1996] 
322 p. :
Colección: Los libros del tiempo ; 81 

Palabras y memoria de un escritor / Francisco Martín Martín
Publicación: La Coruña : Editorial Netbiblo, [2007], 330 p.




Bibliografía de José Luís Sampedro

Jose Luís Sampedro, escritor

BIBLIOGRAFÍA

Novela:
Congreso en Estocolmo, 1951.
El río que nos lleva, 1961.
El caballo desnudo, 1970.
Octubre, octubre, 1981.
La sonrisa etrusca, 1985.
La vieja sirena, 1990.
Real sitio, 1993
La estatua de Adolfo Espejo, 1994.
La sombra de los días, 1994.
El amante lesbiano, 2000.
La senda del drago, 2006
Cuarteto para un solista, 2011

Cuento
Mar al fondo, 1992.
Mientras la tierra gira, 1993.

Obras económicas
Principios prácticos de localización industrial, 1957.
Realidad económica y análisis estructural, 1959.
Conciencia del subdesarrollo, 1973.
Las fuerzas económicas de nuestro tiempo, 1967.
Inflación: una versión completa, 1976.
El mercado y la globalización, 2002.
Los mongoles en Bagdad, 2003.
Sobre política, mercado y convivencia, 2006
Economía humanista. Algo más que cifras,  2009

Otras obras:
Escribir es vivir, 2005
La ciencia y la vida, 2008
Reacciona, 2011

PREMIOS
I Premio Julián Besteiro de las Artes y las Letras
XXIV Premio Internacional Menéndez Pelayo,
Premio Nacional de las Letras, 2011.

OTRAS DISTINCIONES:
Académico de la Real Academia de la Lengua, 1990.
Medalla de la Orden de Carlomagno del Principado de Andorra, 2008; 
Orden de las Artes y las Letras de España, 2010

ENLACES
http://www.clubcultura.com/clubliteratura/clubescritores/sampedro/dialogos.htm
http://www.rae.es/rae/gestores/gespub000001.nsf/(voAnexos)/archF625D8D045148045C1257148004336C5/$FILE/sampedro.htm
http://www.el-mundo.es/encuentros/invitados/2001/07/206/
http://revista.consumer.es/web/es/20001201/entrevista/
http://www.ub.es/geocrit/b3w-330.htm
http://www.nodo50.org/elotropais/n5/sampedro.htm
http://www.webislam.com/?idt=4462
http://www.revistafusion.com/1998/num55/entrev55.htm
http://www.epdlp.com/escritor.php?id=2263
http://www.tiramillas.net/libros/resenas/resenas051103/sampedro.html
http://www.tiramillas.net/libros/resenas/resenas031126/sampedro.htm
http://www.cervantesvirtual.com/FichaObra.html?Ref=2389&ext=pdf
http://es.wikipedia.org/wiki/%C2%A1Indignaos!
http://periodismohumano.com/sociedad/libertad-y-justicia/jose-luis-sampedro-escribe-el-prologo-de-%E2%80%9C%C2%A1indignaos%E2%80%9D-de-stephane-hessel.html
http://www.publico.es/382395/jose-luis-sampedro-no-teneis-derecho-a-recurrir-a-la-violencia-porque-teneis-la-razon-y-el-futuro
http://www.elpais.com/todo-sobre/persona/Jose/Luis/Sampedro/4839/
http://www.youtube.com/watch?v=LOmh3jcV28g

 

03 octubre 2012

CARLOS FUENTES




por Ana Alejandre

Carlos Fuentes, escritor
Nació el 11 de noviembre de 1928 en Panamá, país en el que estaba destinado su padre al principio de su carrera diplomática como embajador de México. Después, en la década de los treinta, se trasladó con su familia a EE.UU, por haber sido su padre destinado en Washington D.C., por lo se integró y educó dentro de la vorágine del sistema de vida americano.

Empezó a estudiar la Historia y Geografía de México ayudado por su padre, lo que le hizo tener una idea utópica de su país de origen paterno, lo que era producto de su propia y privilegiada situación como hijo de diplomático rodeado de toda clase de lujos y comodidades en la ciudad más elitista de toda Norteamérica.

Desde muy joven fue un lector voraz, y tenía como autor de cabecera a Marl Twain; además de otros autores.

Por la profesión de su padre, la familia se trasladó a Chile y Argentina, países en los que pudo llegar a conocer y a tratar como Pablo Neruda y David Alfaro Siqueiros.

Estudió Derecho en la Universidad Nacional Autónoma de México, donde conoció al profesor español por entonces exiliado Manuel Pedroso, que le influyó notablemente en su vocación literaria. Se trasladó a Europa para estudiar Derecho Internacional en la Universidad de Ginebra. En dicho país conoció a Octavio Paz, cuyas obras Libertad bajo palabra y El laberinto de la soledad le produjeron una profunda conmoción e influencia. Fue en Ginebra donde profundizó mucho en su visión de la literatura.

Desde regreso a México, Fuentes empezó a ser consciente que estuviera donde estuviera y cuál fuera su obra, el español debía ser la lengua en la que se expresara y Latinoamérica sería el escenario cultural de su obra.

Comienza publicar en la revista Medio Siglo con sus compañeros de generación, Salvador Elizondo, González Pedrero, Flores Olea y Sergio Pitol. Fundó y dirigió con Emanuel Carballo la Revista Mexicana de Literatura (1955-1958) y codirigió con Luis Villoro, Francisco López Cámara y Jaime García Terrés de El Espectador (1959-1960), revista política muy influyente. 

En 1954 publica Los días enmascarados. Para los miembros de la generación de Fuentes, el verdadero problema era llegar a conocer en profundidad la tradición e historia mexicana que estaba perjudicada por la nula enseñanza que recibían los alumnos de secundaria, y que él mismo tuvo que padecer, a los que se educaba en unas deformantes y perniciosas formas de nacionalismo. Un maestro de corte marxista le dijo a Fuentes en cierta ocasión que la lectura de Kafka era antinacionalista, al igual que le dijo un crítico fascista.

En 1958 publica La región más transparente, en la que recrea el México de los años cuarenta y cincuenta, pero el país que Fuentes recrea es un México imaginario. Lo mismo hizo en "Cristóbal Nonato" (1987), sobre el México de los años ochenta y noventa. Fuentes pensaba que el Londres de Dickens y el París de Balzac no hubieran sido conocidos, si estos autores antes no los hubieran imaginado y descrito.

En 1959 publica sus primeros cuentos titulados Los días enmascarados, reunidos en la Colección Los Presentes.

Fue becario del Centro Mexicano de Escritores (1956-1957) y realizó un gran número de adaptaciones cinematográficas, tanto de obras suyas como de otros autores, por ejemplo, de Juan Rulfo. Así mismo, colaboró con los más relevantes suplementos culturales y periódicos de México y del extranjero. Conoció en París a Julio Cortázar y a Mario Vargas Llosa, en 1963, y al año siguiente, conoció y mantuvo amistad con Gabriel García Márquez, con quien escribió en varios guiones de cine. 

Durante los años sesenta residió en París, Venecia, Londres y México. En 1962 escribe Aura, novela cuya singularidad es que en ella nunca resolvió un enigma, como guiño intelectual dirigido a los lectores, porque lo esencial para Fuentes era la aceptación de que en esa obra existía un enigma.

En estos años publicó incansablemente títulos como Las buenas conciencias (1959), Aura(1962), La muerte de Artemio Cruz (1962), Cantar de ciegos (1964), Zona Sagrada (1967), Cambio de piel (1967), Cumpleaños (1969), La nueva novela hispanoamericana (1969), El mundo de José Luis Cuevas (1969),Todos los gatos son pardos (1970), El tuerto es rey (1970)
Casa con dos puertas (1970),Tiempo mexicano (1971). Además, escribió algunas obras de teatro.

En la década de los setenta estuvo en el Instituto Woodrow Willson de Washington. Fue embajador de México en Francia (1972-1978).

Aunque no abandonaba su dedicación literaria, ocupó varios cargos administrativos y diplomáticos. Fue embajador de México en Francia de 1975 a 1977, cargo al que renunció cuando supo que Gustavo Díaz Ordaz, ex Presidente de su país, fue nombrado embajador de México en España, ya que era el asesino del movimiento estudiantil del 68 en Tlatelolco. Ha vivido en Europa y Estados Unidos, bien como profesor invitado o en su cargo diplomático representando a México. Ha sido profesor en las más importantes universidades de México y de otros países: universidades de Columbia, Harvard, Brown, Princeton, Pennsylvania (Estados Unidos) y ocupó la cátedra Simón Bolívar en la Universidad de Cambridge.

Ha sido miembro de El Colegio Nacional desde 1974 y de la American Academy and Institute of Art and Letters desde 1986. Ha colaborado en los más importantes medio de comunicación, y ha dado numerosas conferencias e intervenciones televisivas.

Recibió el Premio Nacional de Ciencias, en 1984, y en 1987 se le otorgó el Premio por su gran popularidad y aceptación del público.

En 1994 presenta su novela Diana o la cazadora solitaria, obra de carácter autobiográfico en la que refleja el México de la década de los sesenta.
En España se publicó su obra Nuevo tiempo mexicano (1995) en la que trata sobre la revuelta de Chiapas. En 1997 publica La frontera de cristal, colección compuesta por nueve relatos relacionados entre sí, y cuyo nexo son los encuentros y desencuentros entre Estados Unidos y México. Publica El espejo enterrado, volumen de ensayos basado en una serie televisiva que escribió, donde trata sobre lo que él mismo define "la biografía de mi cultura".
Publicó Retratos en el tiempo (1998) junto a su hijo, en el que aparecen las semblanzas, a través de la imagen y la palabra, de 25 personajes. A finales de 1998, publicó Los años con Laura Díaz, y a principios del 2000 publicó una recopilación de fragmentos de toda su obra narrativa en Los cinco soles de México, memoria de un milenio.

Sus obras han sido traducidas a varias lenguas y han tenido múltiples y continuas reediciones.

Fue galardonado con Premio Cervantes en 1987 y el Príncipe de Asturias en 1994, en lo que se refiere a España entre otros muchos galardones internacionales.

Falleció en la ciudad de México el 15 de mayo de este año, a los 83 años de edad. Su figura es reconocida como una de las principales entre los autores de la literatura latinoamericana.

Fragmentos de obras de Carlos Fuentes

Carlos fuentes

La región más transparente, de Carlos fuentes (fragmento)

Aquí vivimos, en las calles se cruzan nuestros olores, de sudor y páchuli, de ladrillo nuevo y gas subterráneo, nuestras carnes ociosas y tensas, jamás nuestras miradas. Jamás nos hemos hincado juntos, tú y yo, a recibir la misma bestia; desgarrados juntos, creados juntos, sólo morimos para nosotros, aislados. Aquí caímos. Qué le vamos a hacer. Aguantarnos, mano. A ver si algún día mis dedos tocan los tuyos. Ven, déjate caer conmigo en la cicatriz lunar de nuestra ciudad, ciudad puñado de alcantarillas, ciudad cristal de vahos y escarcha mineral, ciudad presencia de todos nuestros olvidos, ciudad de acantilados carnívoros, ciudad dolor inmóvil, ciudad de la brevedad inmensa, ciudad del sol detenido, ciudad de calcinaciones largas, ciudad a fuego lento, ciudad con el agua al cuello, ciudad del letargo pícaro, ciudad de los nervios negros, ciudad de los tres ombligos, ciudad de la risa gualda, ciudad del hedor torcido, ciudad rígida entre el aire y los gusanos, ciudad vieja en las luces, vieja ciudad en su cuna de aves agoreras, ciudad nueva junto al polvo esculpido, ciudad a la vela del cielo gigante, ciudad de barnices oscuros y pedrería, ciudad bajo el lodo esplendente, ciudad de víscera y cuerdas, ciudad de la derrota violada (la que no pudimos amamantar a la luz, la derrota secreta), ciudad del tianguis sumiso, carne de tinaja, ciudad reflexión de la furia, ciudad del fracaso ansiado, ciudad en tempestad de cúpulas, ciudad abrevadero de las fauces rígidas del hermano empapado de sed y costras, ciudad tejida en la amnesia, resurrección de infancias, encarnación de pluma, ciudad perro, ciudad famélica, suntuosa villa, ciudad lepra y cólera, hundida ciudad. Tuna incandescente. Águila sin alas. Serpiente de estrellas. Aquí nos tocó. Qué le vamos a hacer. En la región más transparente del aire.


Aura
, de Carlos fuentes (fragmento)

Tocas en vano con esa manija, esa cabeza de perro en cobre, gastada, sin relieves: semejante a la cabeza de un feto canino en los museos de ciencias naturales. Imaginas que el perro te sonríe y sueltas su contacto helado. La puerta cede al empuje levísimo, de tus dedos, y antes de entrar miras por última vez sobre tu hombro, frunces el ceño porque la larga fila detenida de camiones y autos gruñe, pita, suelta el humo insano de su prisa. Tratas, inútilmente de retener una sola imagen de ese mundo exterior indiferenciado.

Cierras el zaguán detrás de ti e intentas penetrar la oscuridad de ese callejón techado -patio, porque puedes oler el musgo, la humedad de las plantas, las raíces podridas, el perfume adormecedor y espeso-. Buscas en vano una luz que te guíe. Buscas la caja de fósforos en la bolsa de tu saco pero esa voz aguda y cascada te advierte desde lejos:

-No... no es necesario. Le ruego. Camine trece pasos hacia el frente y encontrará la escalera a su derecha. Suba, por favor. Son veintidós escalones. Cuéntelos.

Trece. Derecha. Veintidós.

El olor de la humedad, de las plantas podridas, te envolverá mientras marcas tus pasos, primero sobre las baldosas de piedra, enseguida sobre esa madera crujiente, fofa por la humedad y el encierro. Cuentas en voz baja hasta veintidós y te detienes, con la caja de fósforos entre las manos, el portafolio apretado contra las costillas. Tocas esa puerta que huele a pino viejo y húmedo; buscas una manija; terminas por empujar y sentir, ahora, un tapete bajo tus pies. Un tapete delgado, mal extendido, que te hará tropezar y darte cuenta de la nueva luz, grisácea y filtrada, que ilumina ciertos contornos.

-Señora -dices con una voz monótona, porque crees recordar una voz de mujer- Señora...

-Ahora a su izquierda. La primera puerta. Tenga la amabilidad.

Empujas esa puerta -ya no esperas que alguna se cierre propiamente; ya sabes que todas son puertas de golpe- y las luces dispersas se trenzan en tus pestañas, como si atravesaras una tenue red de seda. Sólo tienes ojos para esos muros de reflejos desiguales, donde parpadean docenas de luces. Consigues, al cabo, definirlas como veladoras, colocadas sobre repisas y entrepaños de ubicación asimétrica. Levemente, iluminan otras luces que son corazones de plata, frascos de cristal, vidrios enmarcados, y sólo detrás de este brillo intermitente verás, al fondo, la cama y el signo de una mano que parece atraerte con su movimiento pausado.

Lograrás verla cuando des la espalda a ese firmamento de luces devotas. Tropiezas al pie de la cama; debes rodearla para acercarte a la cabecera. Allí, esa figura pequeña se pierde en la inmensidad de la cama; al extender la mano no tocas otra mano, sino la piel gruesa, afieltrada, las orejas de ese objeto que roe con un silencio tenaz y te ofrece sus ojos rojos: sonríes y acaricias al conejo que yace al lado de la mano que, por fin, toca la tuya con unos dedos sin temperatura que se detienen largo tiempo sobre tu palma húmeda, la voltean y acercan tus dedos abiertos a la almohada de encajes que tocas para alejar tu mano de la otra.


Muñeca reina, de Carlos Fuentes (fragmento),

"...Amilamia riendo con placer cuando yo la levantaba del talle y la hacía girar sobre mi cabeza y ella parecía descubrir otra perspectiva del mundo en ese vuelo lento. Amilamia dándome la espalda y despidiéndose con el brazo en alto y los dedos alborotados. Y Amilamia en las mil posturas que adoptaba alrededor de mi banca: colgada de cabeza, con las piernas al aire y los calzones abombados; sentada sobre la grava, con las piernas cruzadas y la barbilla apoyada en el mentón; recostada sobre el pasto, exhibiendo el ombligo al sol; tejiendo ramas de los árboles, dibujando animales en el lodo con una vara, lamiendo los barrotes de la banca, escondida bajo el asiento, quebrando sin hablar las cortezas sueltas de los troncos añosos, mirando fijamente el horizonte más allá de la colina, canturreando con los ojos cerrados, imitando las voces de pájaros, perros, gatos, gallinas, caballos."


Citas de Carlos Fuentes
“Hay que llegar a saber que los hijos, vivos o muertos, felices o desdichados, activos o pasivos, tienen lo que el padre no tiene. Son más que el padre y más que ellos mismos. Nuestros hijos son los fantasmas de nuestra descendencia. El hijo es el padre del hombre”

“No existe la libertad, sino la búsqueda de la libertad, y esa búsqueda es la que nos hace libres”

“La memoria es el deseo satisfecho”

Sólo dañamos a los demás cuando somos incapaces de imaginarlos”.

“Los celos matan el amor pero no el deseo. Este es el verdadero castigo de la pasión traicionada. Odias a la mujer que rompió el pacto de amor, pero sigues deseando porque su traición fue la prueba de su propia pasión”.

“Si del amor hacemos la meta más cierta y el más cierto placer de nuestras vidas, ello se debe a que, por serlo para serlo, debe soñarse ilimitado sólo porque es, fatalmente, limitado”.

“Las revoluciones las hacen los hombres de carne y hueso y no los santos y todas acaban por crear una nueva casta privilegiada”.

“La muerte espera al más valiente, al más rico, al más bello. Pero los iguala al más cobarde, al más pobre, al más feo, no en el simple hecho de morir, ni siquiera en la conciencia de la muerte, sino en la ignorancia de la muerte. Sabemos que un día vendrá, pero nunca sabemos lo que es”

.

27 enero 2012

MARIO VARGAS LLOSA

Mario Vargas Llosa                                                                          

El verdadero nombre de este gran escritor es Jorge Mario Pedro Vargas Llosa. Nació en la ciudad de Arequipa (Perú), el 28 de marzo de 1936. Hijo de Ernesto Vargas Maldonado y Dora Llosa Ureta que a la sazón de su nacimiento estaban ya separados, por lo que Vargas Llosa no conoció a su padre hasta después de cumplidos los diez años.
Realizó estudios de primaria en el Colegio La Salle de Cochabamba, en Bolivia, en el que permaneció hasta el cuarto año.
Posteriormente, su familia regresa al Perú y se instala en la ciudad de Piura, en la que siguió los estudios de quinto grado en el Colegio Salesiano de la mencionada ciudad. Finaliza los estudios de primaria en otra ciudad, Lima, y allí también prosiguió cursando la secundaria en el Colegio La Salle.

Después de conocer a su padre, lo que supuso un cambio de rumbo en su proceso formativo, ingresó en el Colegio Militar Leoncio Prado de Lima, en el que estudia el tercer y cuarto año, aunque terminó la secundaria en el Colegio San Miguel de Piura.
En sus continuos cambios de colegio, en 1953, volvió a Lima e ingresó en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos de dicha ciudad, donde cursó estudios de Letras y Derecho. Sin embargo, su padre se opuso a las carreras elegidas, lo que le supuso fuertes enfrentamientos con su progenitor y una época difícil en todos los sentidos, situación que se complicó con su matrimonio con su tía política Julia Urquidi que agravó aún más sus problemas económicos.

Además de cursar los estudios universitarios, compaginaba éstos con trabajos distintos, llegando a desempeñar hasta siete ocupaciones distintas desde redactar noticias en Radio Central (Radio Panamericana en la actualidad), hasta hacer fichas de libros e ir compilando los nombre de las tumbas de un determinado cementerio,, por citar algunos; pero todos ellos no le proporcionaban los ingresos económicos necesarios para llevar una vida desahogada.

Viene a España, en 1959, con la beca de estudios “Javier Prado” para realizar un doctorado en la Universidad Complutense de Madrid, donde se doctora en Filosofía y Letras.


Al año siguiente se marcha rumbo a París donde sigue padeciendo penuria económica, al principio de su estancia, por lo que se ve obligado a realizar toda clase de trabajos esporádicos, como el de profesor de español en la Escuela Berlitz, locutor en la ORTF francesa, o periodista en la sección española del diario France Presse.
Su primera obra publicada fue una colección de relatos que llevaba el título de Los Jefes, que salió a la luz en 1959 y con el que obtiene el premio Leopoldo Arias. En esa época había escrito un drama titulado La huída del Inca, pieza teatral y un relato titulado El desafío (1957).

Regresó a Perú en 1964, pero el año anterior publica La ciudad y los perros (1963) que supone su primer éxito. Ya en su país natal, se divorcia de su primera esposa ,Julia Urquidi. Posteriormente, viaja por segunda vez a la selva que le inspiró y de donde obtuvo datos del Amazonas y sus habitantes.

En 1965 viajó a La Habana, para formar parte del jurado de los Premios Casa de las Américas, así como del Consejo de Redacción de la revista que lleva el mismo nombre, pero cuando se produjo el caso Padilla, en 1971, fue el detonante que le distanció de la revolución cubana.

Contrae un segundo matrimonio con Patricia Llosa, con la sigue felizmente casado, y de este matrimonio nacieron su hijo Alvaro (1966), Gonzalo (1967) y Monganza (1974). En esos años publicó varias de su obras más conocidas: La casa verde (1966), Premio Rómulo Gallegos, Los cachorros (1967) y Conversación en La Catedral (1969).
Se traslada a Grecia en 1967 y allí trabajó como traductor para la UNESCO, junto al también Julio Cortázar. Permanece en Europa junto a su familia hasta 1974, residiendo de forma alternativa en París, Londres y Barcelona. Un año antes publica Pantaleón y las visitadoras (1973) y años más tarde, La tía Julia y el escribidor (1977).
Una vez regresado a Perú, trabajó como presentador del programa televisivo La Torre de Babel, en la cadena Panamericana Televisión, en 1981 y, en 1983, aceptando la petición del presidente Fernando Belaúnde Terry, presidió la Comisión Investigadora del caso Uchuraccay, llamado así misterio que rodeaba el asesinato de ocho periodistas, para tratar de llegar a conocer y detener a los culpables. De esa época es su novela La guerra del fin del mundo (1981), también Historia de Mayta (1984) y¿Quién mató a Palomino Molero? (1986).

Un año más tarde, en 1987, se convierte en el líder político del partido llamado Movimiento Libertad, opositor a la estatalización de la banca que propugnaba el presidente por entonces de República, Alan García Pérez. En ese año publica El hablador (1987) y al siguienteElogio de la madrastra (1988).

El año 1990 fue elegido candidato a la presidencia de la República por el Frente Democrático-FREDEMO. Pierde las elecciones después de dos complicados procesos electorales (primera y segunda vuelta), perdió las elecciones y r marcha Londres, ciudad en la que continuo dedicándose a la literatura.

Obtuvo la nacionalidad española, sin perder la peruana (doble nacionalidad) en 1993 y en dicho año obtuvo el Premio Planeta por la obra .Lituma en los Andes (1993). De estos años son sus obras Los cuadernos de don Rigoberto (1997), La Fiesta del Chivo (2000), El paraíso en la otra esquina (2003), Travesuras de la niña mala (2006) y, por último, El sueño del celta (2010)

Actualmente colabora en el diario El País, en una sección titulada Piedra de toque y con la revista cultural mensual Letras Libres con ediciones en Méjico y España.

Reconocimientos y galardones
Son innumerables los reconocimientos obtenidos:
En 1975, fue nombrado miembro de la Academia Peruana de la Lengua, y en 1976, es elegido Presidente del Pen Club Internacional. Es elegido también miembro de la Real Academia Española, en 1994.

Premios
En 1965 viajó a La Habana, para formar parte del jurado de los Premios Casa de las Américas, así como del Consejo de Redacción de la revista que lleva el mismo nombre, pero cuando se produjo el caso Padilla, en 1971, fue el detonante que le distanció de la revolución cubana.

Contrae un segundo matrimonio con Patricia Llosa, con la sigue felizmente casado, y de este matrimonio nacieron su hijo Alvaro (1966), Gonzalo (1967) y Monganza (1974). En esos años publicó varias de su obras más conocidas: La casa verde (1966), Premio Rómulo Gallegos, Los cachorros (1967) y Conversación en La Catedral (1969)

Se traslada a Grecia en 1967 y allí trabajó como traductor para la UNESCO, junto al también Julio Cortázar. Permanece en Europa junto a su familia hasta 1974, residiendo de forma alternativa en París, Londres y Barcelona. Un año antes publica Pantaleón y las visitadoras (1973) y años más tarde, La tía Julia y el escribidor (1977).

Una vez regresado a Perú, trabajó como presentador del programa televisivo La Torre de Babel, en la cadena Panamericana Televisión, en 1981 y, en 1983, aceptando la petición del presidente Fernando Belaúnde Terry, presidió la Comisión Investigadora del caso Uchuraccay, llamado así misterio que rodeaba el asesinato de ocho periodistas, para tratar de llegar a conocer y detener a los culpables. De esa época es su novela La guerra del fin del mundo (1981), también Historia de Mayta (1984) y¿Quién mató a Palomino Molero? (1986).

Un año más tarde, en 1987, se convierte en el líder político del partido llamado Movimiento Libertad, opositor a la estatalización de la banca que propugnaba el presidente por entonces de República, Alan García Pérez. En ese año publica El hablador (1987) y, al siguiente, Elogio de la madrastra (1988).

El año 1990 fue elegido candidato a la presidencia de la República por el Frente Democrático-FREDEMO. Pierde las elecciones después de dos complicados procesos electorales (primera y segunda vuelta), perdió las elecciones y r marcha Londres, ciudad en la que continuo dedicándose a la literatura.

Obtuvo la nacionalidad española, sin perder la peruana (doble nacionalidad) en 1993 y en dicho año obtuvo el Premio Planeta por la obra .Lituma en los Andes (1993). De estos años son sus obras Los cuadernos de don Rigoberto (1997), La Fiesta del Chivo (2000), El paraíso en la otra esquina (2003), Travesuras de la niña mala (2006) y, por último, El sueño del celta (2010)

Actualmente colabora en el diario El País, en una sección titulada Piedra de toque y con la revista cultural mensual Letras Libres con ediciones en Méjico y España.

________________________________________

Véase.-

En torno a los cachorros de Mario Vargas LLosa: Estudio Crítico, María Pilar de Gracia Fanlo, Aladrada, 2010.

La revancha de la imaginación:antropología de los procesos de creación; Mario Vargas LLosa y José alejandro Restrepo, Carlos de Granés, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 2008.

Vargas Llosa: El vicio de escribir, 
J.J. de Armas Marcelo, Debolsillo, 2008.

Vargas Llosa y el nuevo arte de hacer novelas, Helena Establier Pérez,Univ. de Alicante, Servicio de Publicaciones, 1997

Bibliografía de Mario Vargas Llosa


Ficción                                                                                      

Los Jefes (1959). Incluye los relatos: Los Jefes, El desafío, El hermano menor, Día domingo, Un visitante y El abuelo

La ciudad y los perros
 (1963)

La casa verde (1966), Premio Rómulo Gallegos

Los cachorros (1967)

Conversación en La Catedral (1969)

Pantaleón y las visitadoras (1973)

La tía Julia y el escribidor (1977)

La guerra del fin del mundo (1981)

Historia de Mayta (1984)

¿Quién mató a Palomino Molero? (1986)

El hablador (1987)

Elogio de la madrastra (1988)

Lituma en los Andes (1993), Premio Planeta

Los cuadernos de don Rigoberto (1997)

La Fiesta del Chivo (2000)

El paraíso en la otra esquina (2003)

Travesuras de la niña mala (2006)

El sueño del celta (2010)

Ensayo

Carta de batalla por Tirant lo Blanc, prólogo a la novela de Joanot Martorell (1969)

García Márquez: historia de un deicidio
 (1971)

Historia secreta de una novela (1971)

La orgía perpetua: Flaubert y Madame Bovary (1975)

Entre Sartre y Camus, ensayos (1981)

Contra viento y marea. Volumen I (1962-1982) (1983)

La suntuosa abundancia, ensayo sobre Fernando Botero (1984)

Contra viento y marea. Volumen II (1972-1983) (1986)

Contra viento y marea. Volumen III (1964-1988) (1990)

La verdad de las mentiras: ensayos sobre la novela moderna (1990)

Carta de batalla por Tirant lo Blanc (1991)

Un hombre triste y feroz, ensayo sobre George Grosz (1992)

Desafíos a la libertad (1994)

La utopía arcaica. José María Arguedas y las ficciones del indigenismo (1996)

Cartas a un joven novelista (1997)
Teatro

La huida del Inca (1952)

La señorita de Tacna (1981)

Kathie y el hipopótamo (1983)

La Chunga (1986)

El loco de los balcones (1993)

Ojos bonitos, cuadros feos (1996)

Odiseo y Penélope (2007)

Al pie del Támesis (2008)

Las mil y una noches (2010)

[Memoria

El pez en el agua (1993)

Otras obras y publicaciones

Los ensayos y artículos periodísticos de Vargas Llosa han sido reunidos en tres volúmenes con el título Contra viento y marea: escritos de 1962 a 1982 (1983), de 1972 a1983 (1986) y de 1984 a 1988 (1990).

A Writer's Reality ('Una realidad de un escritor', 1991), colección de conferencias dictadas en la Universidad de Siracusa

Making Waves ('Haciendo olas', 1996), selección de ensayos de Contra viento y marea, publicado solo en inglés

Nationalismus als neue Bedrohung (2000), selección de ensayos políticos, publicada solo en alemán

El lenguaje de la pasión (2001), selección de artículos de la serie «Piedra de toque».

Diario de Irak (2003), selección de artículos sobre la Guerra de Iraq

Un demi-siècle avec Borges (2004), entrevista y ensayos sobre Jorge Luis Borges, publicado solo en francés.

Mario Vargas Llosa. Obras Completas, Vol. III Novelas y Teatro (1981- 1986), (2005)

Dictionnaire amoureux de l’Amérique Latine (2005), ensayos publicados inicialmente solo en francés, (2005).



Reconocimientos y galardones

Son innumerables los reconocimientos obtenidos: En 1975, fue nombrado miembro de la Academia Peruana de la Lengua, y en 1976, es elegido Presidente del Pen Club Internacional. Es elegido también miembro de la Real Academia Española, en 1994.


Premios

Biblioteca Breve (1962) 

Premio de la Crítica (1964,1967) 

Rómulo Gallegos (1967) 

Príncipe de Asturias (1986) 

Planeta (1993) 

Cervantes (1994) 

FDDB (1996) 

Menéndez Pelayo (1999) 

Grinzane Cavour (2004)

Nobel (2010)

Ha sido Profesor Visitante o Escritor Residente en varias Universidades de  muchos países de Europa: Reino Unido, Alemania, España y también de América (Columbia, Harvard, Princenton, Gergetown, Puerto Rico), Además ha participado como jurado en diversos eventos culturales.

Su obra se ha traducido a cuarenta y seis idiomas. Actualmente, reside en España y le han concedido el Premio Nobel de Literatura de 2010.