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22 mayo 2006

Galería de Escritores - G. García Márquez


Vida y Obra de Gabriel García Márquez


Vida



Nacido en Aracataca (departamento de Magdalena) en 1928, aunque al poco tiempo su familia abandonó esta población para trasladarse a Bogotá.

En la capital se formó inicialmente en el el periodismo y cursó estudios de Derecho. A mediados de la década de 1940 comenzó a publicar en varios periódicos sus primeros artículos, cuentos y crónicas de cine. En 1946 trabajó como redactor de El Universal, periódico de Cartagena de Indias; y desde 1948 a 1952 en El Heraldo de Barranquilla y a partir de ese año en El Espectador de Bogotá.

Entre 1959 y 1961 fue representante de la agencia cubana de noticias La Prensa en Bogotá, La Habana y Nueva York. Por motivo de sus ideas políticas, se enfrentó con el dictador Laureano Gómez y con su sucesor, el general Gustavo Rojas Pinilla, y hubo de pasar las décadas de 1960 y 1970 en un exilio voluntario en México y España.

En su obra se refleja el compromiso político de García Márquez, el cual se originó en la situación política de la Colombia del Bogotazo y todo el periodo de violencia que le siguió. Defendió la Revolución Cubana como tantos otros escritores del ámbito hispanoamericano; pero, aún, continúa apoyando a Fidel Castro y mantiene polémicas en la prensa y en encuentros con otros escritores que sostienen una postura diferente sobre dicho sobre la actual situación de ese país, especialmente en lo que respecta a los derechos humanos.

Después de obtener el Premio Nobel, ya en 1986, promovió la fundación de la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños (Cuba) junto con el cineasta argentino Fernando Birri, participando en varios guiones cinematográficos, tanto de sus propias obras como en colaboración con otros escritores. Esta escuela, cuyo fin es la formación de realizadores del llamado Tercer Mundo, forma parte de la Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano, que también impulsó y de la cual es presidente.


Obra:

La hojarasca (1955), El coronel no tiene quien le escriba (1961) y Los funerales de la Mamá Grande (1962) son sus primeras novelas y colección de relatos. En estas obras ya se percibe una evolución estilística que va desde la prosa barroca y elaborada de La hojarasca y de algunos de los cuentos de Los funerales de la Mamá Grande. En sus primeras novelas se reflejan la violencia intolerante que padecía Colombia cuando las escribió. En El coronel no tiene quien le escriba y refleja la evolución estilística del autor desde el barroquismo primero hasta la frase desnuda que ya utilizó en algunos relatos de Los funerales de Mama Grande.

En Cien años de soledad (1967) aparecen algunos personajes que ya incluyó en El coronel no tiene quien le escriba y fue escrita durante su exilio en México. Narra, en tono épico, la historia de Macondo, pueblo que termina sepultado y destruido por las guerras y el progreso, y también la historia de sus fundadores, la familia Buendía, a lo largo de cien años. El nombre de Macondo era el de una hacienda próxima a Aracataca, que García Márquez convirtió en un territorio literario inolvidable y uno de los más famosos de la literatura universal , al igual que hizo el escritor estadounidense Faulkner con su condado de Yoknapatawpha (Mississippi).

Esta última novela la escribió en dieciocho meses, y muestra el estilo maduro y personal del autor, en el que refleja sus mundos y obsesiones, y que, con pequeños matices, constituye el núcleo principal de toda su obra. Según parece, García Márquez se inspiró en las leyendas y relatos fantásticos que leyó en su infancia, aunados a su extraordinaria imaginación rica en simbolismos e imágenes obsesivas.

Por otra parte, su extensa formación de escritor le permitió escribir historias lineales (con principio y final secuencial) sobre situaciones reales y personajes cercanos a los lectores, situando siempre como telón de fondo la historia de Colombia y la constante denuncia de la injusticia social, ya que no era otro el mundo en el que le tocó vivir a García Márquez y al que conocía sobradamente.

De esta dicotomía entre el mundo real y el imaginario surge el realismo mágico, término que denostan muchos autores y críticos, pero que sirve para definir a este género literario.

Otras obras narrativas son: El otoño del patriarca (1975), en torno al poder y la corrupción política; Crónica de una muerte anunciada (1981), historia de un asesinato y una venganza ; El amor en los tiempos del cólera (1985), historia de amor de corte clásico pero con un trasfondo de pasión que crea la atmósfera inolvidable de la narración, y El general en su laberinto (1989), narración imaginaria de los últimos días de vida de Simón Bolívar, enfermo y despojado de su poder.

También escribió los libros de cuentos La increíble y triste historia de la cándida Eréndira y de su abuela desalmada (1972) y Doce cuentos peregrinos (1992).

Ha recibido numerosos premios, como el Rómulo Gallegos en 1973 y el Premio Nobel de Literatura en 1982. Después de obtener este importante premio fue invitado por el gobierno colombiano a regresar a su país, donde ejerció de intermediario entre aquél y la guerrilla.

García Márquez ha utilizado la mezcla de realidad y fantasía en sus textos periodísticos, como en Noticia de un secuestro (1996), un reportaje con técnica novelística sobre el narcoterrorismo colombiano.

En 1998 publicó La bendita manía de contar y su autobiografía Gabriel García Márquez. Fue entonces cuando compró la mitad de las acciones de la revista colombiana Cambio en un deseo de poner en práctica sin cortapisas sus ideas sobre el periodismo. En 2002 se publicó la primera parte de sus memorias, Vivir para contarla, que abarca sus años de infancia y juventud, desde los recuerdos de su Aracataca natal hasta 1955. En 2004 publicó Memoria de mis putas tristes, una novela que narra la relación amorosa entre un anciano y una adolescente y ésta es su última obra publicada y que, según sus propias palabras se puede considerar el testamento literario de su autor porque ha decidido abandonar la vida literaria y pública debido a su avanzada edad y precario estado de salud.


Ana Alejandre



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15 mayo 2006


Desgarrados y excéntricos, de Manuel de Prada, Seix Barral (Biblioteca Breve) 2001


Si hay un libro que habla sobre rareza literarias es el escrito por José Manuel de Prada titulado Desgarrados y excéntricos, obra de lectura recomendada para quienes quieran conocer a esa parte olvidada de la literatura nacional encarnada en los escritores patrios que, como su título indica, fueron desgraciados en su trayectoria literaria, algunos llegando hasta el esperpento, y en su vida personal también cosecharon un cúmulo de desgracias.

Por ese motivo, y sin atender a su fecha de publicación que es indiferente por no ser este espacio publicitario, lo incluyo en los Comentarios de una lectora ya que es de recomendable lectura porque en sus páginas, escritas con prosa exquisita y deslumbrante que pone de manifiesto la maestría narrativa de su autor, desfilan quince escritores desconocidos y cuyas trayectorias vitales abarcan la primera mitad del siglo XX, las cuales nos llevan de la emoción a la risa y de la sorpresa a la conmoción, al leer los distintos avatares de unos hombres que sintieron la vocación de la escritura; pero tuvieron un destino aciago que les negó el reconocimiento de su obra, la suerte que acompaña a los elegidos y la celebridad que todos buscan. No eran mejores ni peores, algunos de ellos, que otros escritores que han pasado a la historia de la literatura; pero tuvieron en su contra esos extraños circunloquios que el destino de algunos seres traza para llevarlos a la más absoluta derrota existencial.

Este libro, excelente en todos los aspectos, promete a sus lectores unas páginas inolvidables, tanto en las vidas que transcurren por ellas, como en su magnífica escritura que destila maestría en el lenguaje, sensibilidad ante los desgraciados seres que lo pueblan con sus vidas atormentadas y una ternura implícita en la que flota la compasión ante el dolor ajeno y la comprensión de sus personalidades marginales.

No deja indiferente a quien lee esta obra porque en las páginas de Desgarrados y excéntricos es la vida la que discurre, magistralmente narrada, con todas sus miserias y grandezas, y en la que Manuel de Prada hace un tributo póstumo a la memoria de unos hombres, llamados literatos, que fueron ignorados en vida y después de muertos hasta que el autor de esta obra inolvidable los rescata del olvido y les hace justicia ante la memoria olvidadiza de los hombres.



Ana Alejandre


Este texto ha sido publicado anteriormente en la web http://www.anaalejandre.com en la sección Escrito en el tiempo, apartado Rarezas literarias

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Recursos de Escritores


Las ráfagas de la creatividad


Muchas veces a la inspiración o idea matriz de la que nace la obra literaria viene después de mucho tiempo de trabajo estéril en el que el escritor en cuestión se siente como “vacío” de ideas. Otras muchas, sin embargo, esa idea que es el germen del que saldrá el texto final viene a ráfagas, sin que quien escriba sepa muy bien de dónde o por qué le llega esa idea que le deslumbra y que después se apaga, como una ráfaga de luz en la oscuridad. De ahí viene, después, el trabajo de cada escritor para conseguir que esa luz primera vuelva de nuevo a indicarle el camino a seguir, aunque sea a fogonazos que intentará que se vayan sucediendo, unos a otros, hasta alumbrar todo el paisaje de su propia y peculiar creatividad hasta que culmine en la obra literaria final.

En esta ocasión, expongo lo que el escritor Truman Capote, decía de esas ráfagas de inspiración que le llegaban hasta que las convertía en un nuevo libro:

Ana Alejandre
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Las ráfagas de Truman Capote:


"Invariablemente tengo la ilusión de que la acción de una historia - el comienzo, el medio y el final­tiene lugar toda a la vez en mi mente... que la veo toda entera en un instante. Pero a la hora de ponerla en mar­cha, de escribirla, ocurren infinitas sorpresas. Gracias a Dios, porque la sorpresa, ese giro, la frase que llega de ninguna parte en el momento justo, es el beneficio inesperado, ese pequeño empujoncillo regocijante que va manteniendo en pie al escritor.
Hubo un tiempo en el que solía utilizar cuader­nos de notas para escribir bocetos de historias. Pero me di cuenta de que hacer esto era un poco como matar la idea de antemano en la imagina­ción. Si el concepto es lo suficientemente bueno, si de verdad te pertenece, entonces puedes olvi­darlo... te perseguirá hasta que 1o escribas:"



Nota.- El texto entrecomillado ha sido publicado en la obra “Taller de Escritura”, Vol. Secretos y Recursos de la Creatividad, Ed . Salvat