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Juan Marsé, escritor |
por Ana Alejandre
Nació
el 8 de enero de 1933 en Barcelona, muriendo su madre en el parto, quedando al
cuidado de su padre, taxista de profesión, que lo dio en adopción a un joven
matrimonio apellidado Marsé que no podía tener hijos, por lo que lo adoptó a
las pocas semanas de nacer.
En
la ciudad condal transcurrió su infancia y también residió en dos pueblos: de
la provincia de Tarragona: Sant Jaume dels Domenys y Arboç del Penedés, donde
residían sus abuelos. estudió hasta la adolescencia, porque a los 13 años
comenzó a trabajar en un taller de joyería, abandonando los estudios, ya ue
siempre fue un mal estudiante que pasaba más tiempo en la calle jugando y los
estudios le interesaban poco. Mientras ejercía dicho oficio comenzó a sentir
nítidamente su vocación literaria y publicó sus primeros poemas en la revista Ínsula,
entre 1957 y 1959,.y obtiene el premio de cuentos Sésamo.
Es
un apasionado lector de novelas de aventuras, única referencia cultural que
tiene en su vida marcada por la penuria del barrio de trabajadores que le marcaronn
de forma indeleble y cuyos recuerdos, de los que se nutre principalmente su
obra, conforman buena parte de las historias que relata en sus novelas.
La influencia política que recibe de su padre adoptivo
que había sido de Esquerra y, después del PSUC, pero como militante atípico,
yendo por libre, calaron hondo en el joven Marsé que se declara un "voyeur
del anarquismo" por la fuerte influencia paterna, pues Marsé consideraba a
su padre más como un resistente que como un anarquista.
Su primera novela empieza a escribirla cuando tenía 22
años, Encerrado con un solo
juguete, con la que queda finalista en el premio Biblioteca Breve de 1960
que queda desierto por falta de quorum y que le lanzó en su carrera
literaria, aunque el escritor no se encontraba satisfecho, a pesar de las
buenas críticas recibidas por esa obra, que se ajustaba al estilo de realismo
social entonces muy en boga.
Se
traslada a París ese mismo año, siguiendo los consejos del poeta Gil de Biedma,
y empieza a trabajar como mozo de almacén en el Departamento de Bioquímica
Celular del Institut Pasteur, al servicio de Jacques Monod, Premio Nobel y de
ideología comunista, con el que mantiene conversaciones sobre la España
franquista y comienza su relación con el PCE, influido no tanto por Monod, sino
porque dicha organización hacía un fuerte oposición al Gobierno de Franco;
partido que abandonó por surgir fuertes desavenencias con sus dirigentes por la
intransigencia que mostraban ante la conducta sexual de uno de sus miembros que
no era la ortodoxa.
De
regreso a Barcelona, en 1962, publica Esta
cara de la luna, obra que no figura en sus obras completas por deseo del
escritor que la rechaza. Años más tarde, en 1965, publica Últimas tardes con Teresa con la que obtiene el premio
Biblioteca Breve de Seix Barral y que se define como una crítica o parodia de
la novela social en sus dos modalidades: la primera, como la expresión del
sufrimiento del pueblo y, la segunda, como la constatación de la decadencia de
la burguesía, pero siempre desde el lado de la caricatura y el esperpento,
porque Marsé afirma ser un gran admirador de Valle-Inclán.
A
partir de entonces, se dedica de pleno a la literatura y abandona
definitivamente su oficio de joyero. Empieza a colaborar como columnista en
periódicos y revistas, así como colabora con editoriales y escribe diálogos
cinematográficos junto a Juan García Hortelano que era amigo suyo.
En 1966 contrae matrimonio con Joaquina Hoyas de
la que tiene dos hijos. También, publica en 1970 una extraordinaria novela titulada
La oscura historia de la prima Montse, en la que se pone de manifiesto las
coordenadas literarias que ha seguido a lo largo de su trayectoria literaria hasta
el momento y que son la nota definitoria de toda su obra y sirven para
comprender el universo literario de este autor.
Fue a partir de 1970 cuando comienza a escribir una
novela que se considera cumbre en su carrera literaria Si te dicen que caí, publicada en 1972, considerada una
de las más importantes novelas escrita después de la guerra. En esta novela
aparecen unos relatos inventados por los protagonistas llamados aventis que continuarán apareciendo en
bastantes de sus obras posteriores.
Se
vio obligado a publicarla en México, país en el que recibió el Premio
Internacional de Novela, por haber sido censurada en España. En ella, inspirada
en su infancia y en el territorio en el que se desenvolvió, se encuentran las
claves de toda su obra, al poner de manifiesto su sempiterna actitud crítica
ante la realidad sociológica de la época en la que transcurre, los años de la
reciente posguerra, y ese tono de continua crítica y rechazo a lo establecido
será siempre el marco en el que discurrirán obras posteriores en las que pone
de manifiesto su continua rebeldía ante una realidad social que no le gustaba
ni le gustará nunca, porque su actitud no ha cambiado con el paso de los años,
manteniendo siempre su actitud beligerante sea cual fuere la sociedad en la que
viva.
Comienza a colaborar con la revista Por favor, manteniendo una
columna dedicada a relatos sobre personajes de actualidad con la que consigue
un gran éxito. El Premio Planeta se le otorga por su novela La muchacha de las bragas de oro, novela a la que sigue Un día
volveré (1982) y Ronda de
Guinardó (1984), novelas en
las que la materia narrativa se compone de la propia memoria del escritor, de
sus vivencias y sensaciones que le sirven para componer el tejido narrativo de
sus historias, como si, además de escribir una obra literaria, con ella también
exorcizara a sus propios demonios interiores en un intento de, al recobrar la
memoria de sus años vividos, recrear de nuevo aquel tiempo, a los personajes
que lo habitaron y a su propia e íntima verdad personal que se incardina así en
la historia colectiva de un pueblo. El propia autor afirma que la realidad en
sí misma le importa poco y que prefiere la realidad inventada, porque en ella y
en su interpretación se encuentran verdades profundas, claves para interpretar
lo vivido, el tiempo que ya no volverá y se encuentran así los signos
descifrados de un pasado que empieza a tener vida, coherencia y significado
cuando ya no existe, paradójicamente, y sólo lo hace en la memoria del escritor
que la revive a través del lenguaje, de la palabra, de la memoria y la emoción.
A
partir de 1990 se produce su consagración y éxito como escritor ya consolidado.
Recibe el Ateneo de Sevilla por El
amante bilingüe; y en 1994 le conceden por su novela El embrujo de Shanghái el Premio de la Crítica y el
Aristeion, premios estos que revalidan aún más su triunfo como escritor.
Después, un largo silencio de siete años hasta que vuelve a publicar, en el
2000, su última novela, Rabos
de lagartija,que es premiada doblemente con el Premio de la Crítica y el
Nacional de Narrativa, siendo este último el primer reconocimiento oficial que
se le hizo con demasiado retraso a este escritor, una de las más importantes
figuras del panorama literario español. También recibió por esta novela el
Premio Juan Rulfo que es el más alto galardón literario que concede México.
En
2001 publicó una selección de artículos sobre cine que habían sido publicados
anteriormente en la prensa, entre 1995 y 1996, con el título Un paseo por las estrellas. Cuentos
completos (2002) es, como su
título indica, la colección de los relatos cortos escritos desde 1957. En 2005
publicó, también, la novela Canciones
de amor en el Lolita’s club.
Su
obra rompió con las técnicas narrativas que existían en España en la década de
los sesenta y setenta, además de llevar la carga ferozmente crítica que es una
constante en su narrativa. Se define Marsé como un escritor catalán que escribe
en español. Su narrativa se relaciona con la de escritores con los hermanos
Goytisolo, García Hortelano o Martín Santos, todos ellos que empezaron a escribir
en la misma época que Marsé: entre los años 1955 a 1970.
Sin
embargo, no se le puede encuadrar en ninguna de la tendencias narrativas que
existen en la actualidad, porque su obra ofrece unas características
peculiares, singulares, que la hacen distinta a todos los "ismos"
literarios, incluso tampoco puede ser encuadrado en el "realismo
mágico" que es el movimiento literario al que más se aproxima, pero sin
que se pueda calificar como tal a su estilo que supera a la llamada novela
social de los años cincuenta.
Hay
una constante en su obra que es el mito del padre lejano y desconocido que
impregna toda sus novelas como una especie de sombra, de trauma no resuelto y
de fantasma que planea sobre el escritor de forma sutil pero presente y que
otorga a su narrativa un eco de pérdida y añoranza que no mengua con los años.